Hoy, muchos años después, estoy seguro que esta inaceptable calificación volvería a cobrar vida, pero no a modo de broma sino de válida preocupación por la ola de violencia y muerte que viene ocurriendo en nuestra ciudad.
Hoy, cuando Chimbote y Áncash deberían ser el epicentro de la noticia por su superación, desarrollo y proporcionar a sus habitantes una mejor calidad de vida gracias a los millonarios recursos con los que cuenta, asistimos pasmados a constantes denuncias, muchas de ellas evidentísimas y sólidamente sustentadas, sobre corrupción, reglajes, chantajes y, por si fuera poco, atentados y muerte.
¿Qué está pasando?... Desgraciadamente, la cultura del enfrentamiento, del insulto, de la amenaza, de la ‘bronca’ gratuita, del soliviantar a la masa, ha sobrepasado lo tolerable y echado un manto amarillo de enfermedad sobre muchos que irracionalmente hacen eco de tan bestiales consignas. Por ello las agresiones verbales y físicas a quienes piensan distinto o tienen ideas contrapuestas, sin importar incluso sin son autoridades elegidas democráticamente, congresistas o alcaldes, como María Helvezia Balta, Nena Escalante o Luis Palomino; he ahí una arista a tener en cuenta en el contexto de violencia que padecemos, pues es el germen que da inicio a agresiones mayores, a la pérdida de los valores democráticos, a la peligrosa intolerancia y, lo que es peor, a menoscabar y relativizar el derecho a la vida.
El reciente asesinato del presidente regional encargado de Áncash, José Luis Sánchez Milla, el criminal atentado contra el consejero Ezequiel Nolasco (principal opositor de la cuestionada gestión de César Álvarez), la muerte del yerno de éste, tras disparos de sus agresores, ponen a Áncash y particularmente a Chimbote en el primer plano de la información mediática nacional, lamentablemente de modo negativo, por hechos criminales y la ‘chicagonizaciòn’ de la política y no por alcanzar exitosos índices de desarrollo humano o por gestiones eficaces y eficientes de sus gobernantes.
El contexto en el que se han desarrollado los últimos hechos criminales -férrea oposición a la ejecución de aproximadamente 850 millones de soles en obras públicas sin el debido control del estado peruano, sino a criterio de un organismo ajeno a él, y la decisiva elección del presidente regional encargado, entre consejeros de la oposición, y sus posibles consecuencias nefastas para el oficialismo, dan cabida a la pregunta que da pie a esta columna: ¿quién está detrás de tanta violencia y muerte?... ¿Tiene usted una respuesta?
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