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Ricardo Uceda: "García les está ganando la pelea a los medios"

Ex director del semanario “Sí” y ex jefe de la unidad de investigación de El Comercio (1994-2000), Ricardo Uceda es uno de nuestros más respetados periodistas. Titular del premio María Moors Cabot (2000) y autor del libro “Muerte en el Pentagonito”, hoy es director del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS). Esta entrevista toca el tema de la relación siempre compleja entre prensa y poder.
Por Federico de Cárdenas
¿Se vienen tiempos duros para la libertad de expresión en América Latina? Hay una restrictiva legislación de prensa en preparación en Ecuador, subsisten los problemas en Venezuela. ¿Cómo ves el panorama?
–Es indispensable comenzar reconociendo que tenemos más libertades que hace dos decenios y que ahora el periodismo de investigación en América Latina afronta menos riesgos. En este sentido el mensaje de transparencia en la información ha calado y no habrá marcha atrás. Pero el panorama es muy variado y es verdad que hay en algunos gobiernos la tendencia a controlar medios. Están los casos de Venezuela, Nicaragua o en menor medida Ecuador y Argentina, pero creo que finalmente va a prevalecer la fuerza de los ciudadanos que quieren una información libre y diversa.
–Y a nivel nacional, ¿cómo ves las cosas?
–Tenemos un ambiente de amplias libertades. No se ha repetido el pantano fujimorista y ni el gobierno de Toledo antes ni el de García hoy han manifestado una relación autoritaria con los medios. Esto no quiere decir que no haya problemas: el principal es el de radio Bagua, que ha sido abusivamente clausurada por razones políticas. Se la acusa falsamente de promover la violencia y se la ha cerrado con una triquiñuela administrativa que persiste. Encuentro lamentable que la Asociación de Radio y TV no proteste, como sí lo ha hecho el Consejo de la Prensa. La televisión, en general, es más complaciente con el gobierno. Hay poca competencia en sus investigaciones y poca variedad de opiniones políticas. Esto puede ser más sensible en la época electoral que se avecina.
–¿Estás de acuerdo en establecer una diferencia entre la situación de los medios en Lima y la que se da en provincias?
–Sí. Me parece muy necesario. Tanto a nivel de peligros como a nivel de influencia de poderes estamos ante situaciones distintas. En el interior carecemos de industria periodística –en el sentido que no puede dar empleo digno a nadie–, hay mucha corrupción y se da intervención descarada de poderes, y no solo políticos o económicos: me refiero al narcotráfico.

Pero a veces también es el Estado. El juez del Primer Juzgado de Alto Amazonas, Julio César Aquino Medina, ha iniciado proceso penal contra el periodista Giovanni Acate, director de radio Oriente y Canal 8 TV, por considerar que la cobertura que realizó de la huelga indígena ocurrida en mayo pasado incitó a la violencia y al desorden. El juez lo acusa de apoyar una movilización, criminalizando opiniones favorables al ejercicio de un derecho ciudadano. Apoyar una movilización no es instigar al delito ni es complicidad o fomentar el desorden.
–Estas presiones son distintas a las que se registran en ciudades como Trujillo o Arequipa, donde también las hay.
–Así es. Me parece necesario mencionar el caso de La Industria de Trujillo, que más allá de estar en una posición poco crítica frente a presuntas violaciones a los derechos ciudadanos en esa ciudad –lo cual es su derecho– ha despedido a su editor en Chimbote por razones políticas. Ítalo Jiménez fue despedido por el nuevo directorio porque mantenía una línea editorial demasiado opositora al gobierno regional. Es obvio que cada diario puede darse la línea que decidan sus promotores, pero aquí lo objetable es que Jiménez fue acusado de falta grave. El caso está en manos de un estudio laboralista para ver si se revierte este abuso.
Ese sería un caso de intromisión de un poder político local en la línea de un medio. Pero también hay actitudes heroicas, como la de El Búho en Arequipa, enfrentado con sectores de la burocracia universitaria local que lo tienen acosado judicialmente por sus denuncias. Este caso es representativo de medios independientes que dan lucha por principios, aunque pongan en peligro su propia existencia.
En mi opinión esto ocurre porque la industria periodística no se ha desarrollado. No hay un mercado en el interior, y en esto nos diferenciamos de países vecinos como Ecuador y Bolivia, que tienen diarios muy importantes, rentables e independientes, en ciudades distintas a su capital. Son los casos de El Universo en Guayaquil y El Deber en Santa Cruz.
De ayer a hoy
–En el Perú el momento de máxima interferencia del poder político se dio con el fujimorismo, cuando se compró la línea editorial de diarios, radios y televisoras, y una prensa amarilla rentada desde el SIN difamó a la oposición.
–Sin duda, el país tiene evidencias de la enorme corrupción que se produjo. A partir de allí, diría que el vaso está medio lleno o medio vacío, según lo queramos ver, porque lo bueno del Perú es que hay mucha competencia entre los medios y una prensa muy dispuesta a fiscalizar. A veces lo hace mal, o no lo hace rigurosamente, pero es importante que exista esta voluntad. Porque si bien, para dar un ejemplo, muchas de las cosas que se le dijeron a un gobierno como el de Toledo en la prensa fueron excesivas, lo cierto es que sin este seguimiento implacable hubiera cometido errores que lamentaría.
–En este sentido, ¿hay diferencias en la actitud de la prensa frente a Toledo y frente a García?
–Sin duda. Acuérdate que no bien elegido Toledo se disparó a los pies, sin ayuda de los medios, al decir que lo habían secuestrado, lo que llevó a que se descubriera su noche de juerga; vino luego el aumento de sueldo y casos como el de la paternidad de Zaraí, y eso solo para comenzar. En el caso de García, los hechos controversiales que se han dado no los ha provocado él mismo, como el de los petroaudios o el de la paternidad de su último hijo, y ante ambos tuvo reflejos adecuados.
Toledo fue acosado por los medios y en cierto modo fue derrotado en términos de imagen, en tanto que García –es mi impresión personal– hasta ahora les viene ganando la pelea a los medios. Entonces, no es que los medios hayan inventado nada, pero los efectos han sido distintos.
-¿Pero no hay en este gobierno un excesivo protagonismo del Ejecutivo –y del presidente– como generador de noticia?
–Sin duda, y a veces les ha salido mal, como en el anuncio del hallazgo de gas, y a veces les ha salido bien, como en el de los pishtacos –bien en el caso de que lograron distraer un tiempo a la prensa–, pero eso hace todo gobierno. No digo que lo apruebe, pero no me escandalizo por ello.
–¿Y no te preocupa el carácter inmediatista de la prensa?
–Sí. La prensa, en todos los países, está obsesionada por cosas del momento, lo que hace que dedique poco tiempo al seguimiento de asuntos. Es que eso requiere de tiempo y dinero, no siempre disponibles.
Además, tenemos ese nuevo concepto, tremendamente invasor, del entretenimiento que cada vez penetra más en los medios. Ingresas a algunas páginas web locales y aparecen como notas destacadas pleitos entre personajes de TV que no interesan a nadie o mediciones de rating de programas. Hay una presión constante de los departamentos de marketing por disfrazar de noticia el entretenimiento. Y no solo aquí.
La fiscalización
–Hay excepciones destacadas.
–Sin duda, por eso te decía que el vaso está medio lleno o medio vacío. Hay ejemplos estupendos de ánimo fiscalizador, como lo que hizo Perú 21 con Tralima y lo que ha hecho La República con el indulto a Crousillat. Me parece importante que medios de distinto signo compartan este ánimo. Pero también creo que hay casos para los que requieren de otro tipo de esfuerzo y dedicación para los cuales no están preparados, salvo que se produzca una filtración. Cito cuatro: 1) La corrupción: recordemos que un caso como los petroaudios no fue tanto trabajo de la prensa sino iniciativa de gente que quería vender información. Y se trata aquí no solo de asuntos que violan el Código Penal sino de conflictos de intereses que no están penalizados. Cada vez es más difícil seguir la corrupción. Aquí la reacción del gobierno ha sido rápida, al amortiguar un caso tan grave como BTR y que implica una conspiración para financiar una candidatura presidencial, tema que ha pasado a segundo plano.
2) El narcotráfico: estamos exportando tanta cocaína como Colombia. ¿Dónde están los narcos infiltrados en los grupos económicos? De momento, los medios dependemos de lo que nos diga la PNP, con todo lo que ello implica. Para detectar a los grupos que embarcan la droga hacia México se requiere de medios. Ese tema es un gran reto; 3) El financiamiento de la política: uno de los temas más importantes de interés público y más secretos; 4) El seguimiento a la actividad empresarial: la gente que lo hace en los medios sigue la premisa de que ”hay que fomentar la inversión privada”. El periodista no puede ser una suerte de relacionista público del capital. Se le debía seguir con tanta distancia como se sigue a otros poderes, y eso requiere capacitación.
–¿Crees que podamos llegar a tenerla?
–No lo sé. Hay un debilitamiento de las empresas periodísticas tradicionales por obra de internet, y hasta en países como EEUU se encarga estas investigaciones a ONGs especializadas que han logrado éxitos notables. Me refiero a la gente de Propública o Center for public integrity que han descubierto negociados y desfalcos en la guerra en Irak. Tampoco me parece lo ideal, espero que estos temas sean tratados por la propia industria periodística en su reingeniería futura.
EL ESCUADRÓN DE LA MUERTE
–Han pasado dos meses desde que revelaste la existencia de un escuadrón de la muerte en la PNP de Trujillo. ¿Cómo evalúas lo que sucedió después?
–El caso estuvo dos semanas sin ser comentado, de ahí pasó a las columnas de analistas políticos y finalmente a la opinión pública. Me parece importante que el MP haya abierto investigación sobre las muertes, y lo digo porque todas las fuerzas vivas de Trujillo están con la policía. Eso generará todo tipo de presiones políticas sobre la fiscalía, desde el diario más tradicional hasta la cúpula del APRA en Trujillo, muy interesada en proteger a los investigados. Pese a ello, creo que dará lugar a un proceso emblemático en el PJ que durará varios años y me ha satisfecho que la institucionalidad (MP, luego Defensoría) haya funcionado.
Al igual que la prensa, y sin ninguna concertación.
Es también el tipo de casos que requiere de tiempo, pese a que aquí, más que investigación, hice trabajo de campo y de recolección de datos. Pero me tomó dos meses y con un equipo, decisiones que en un medio no se toman fácilmente. Otro logro ha sido que los implicados hayan sido apartados de niveles de mando y trasladados.

Tomado de:
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20100110/10/node/243265/todos/1558
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