Por: Jésica León
“Esta noche hay cuatro pacientes en UCI y están con oxígeno, si llega otro, no hay cama ni oxígeno, lamentablemente no se le va a poder atender y puede morir”, es lo que cuenta Óscar Mendoza, médico del Hospital Amazónico de Ucayali.
Este es el riesgo que corren a diario los contagiados de COVID-19 en Ucayali. Vivir o morir. Hay momentos en que se acaba el oxígeno y la situación es intermitente, por ejemplo, dicho nosocomio contaba ayer con 20 balones por llenar.
“Le hemos pedido al gobierno regional que acelere una planta de oxígeno”, exige Mendoza, quien también es representante de la Federación Médica Peruana (FMP) de la región.
La zona de Ucayali más golpeada es la ciudad de Pucallpa, con 1.757 casos confirmados.
“Ya hemos cerrado el mercado de mayor influencia, pero el gran problema es nuestra idiosincrasia, en Pucallpa el 70% de trabajadores son independientes, salen a trabajar y se producen los contagios”, comenta el gobernador regional, Francisco Pezo.
Debido a la falta de oxígeno, pidió al gobierno central que autorice la culminación del Hospital Regional de Pucallpa, que tiene un 80% de avance y está paralizado hace más de un año.
“Si nos dan luz verde para empezar esa obra, entonces podremos priorizar (la culminación) de la planta de oxígeno. No nos va a solucionar el problema, pero va a ayudar a abastecer a seis camas de UCI del hospital con oxígeno”, señaló Pezo.
Mala gestión en Áncash
Por otro lado, en un solo mes, Áncash pasó de tener 361 casos de COVID-19 a 2.823 (en el periodo del 24 de abril al 24 de mayo).
Hasta ayer, Áncash registraba 3.196 casos positivos y 237 defunciones, según el Minsa. Chimbote es la ciudad más golpeada, con más de 1.210 casos.
La jefa de la Defensoría del Pueblo de Áncash, Soledad Rodríguez, denunció que esta situación se debe a la mala gestión del gobernador regional, Juan Carlos Morillo, quien minimizó desde un inicio la epidemia.
La concentración de poder, falta de transparencia económica y falta de operatividad por parte del gobierno regional son los grandes problemas, según la Defensoría. Las consecuencias se ven en el sistema de salud.
En poco tiempo, el gobernador ha cambiado en cuatro oportunidades al director del Hospital Regional Eleazar Guzmán Barrón, dejando a la deriva la atención de los pacientes y la gestión administrativa.
La FMP de Áncash señaló que hay una inestabilidad en dicho hospital COVID-19, y dijo que hay un subregistro de casos y de fallecidos por la falta de pruebas. “Cada día mueren entre cinco y siete. La tasa de mortalidad es alta porque los pacientes llegan muy mal, y eso es porque la primera línea de atención no está funcionando”, precisó su vocero Leandro Pérez.
Medicinas
Los médicos de Áncash y Ucayali pidieron fortalecer la atención en las postas y el envío de medicinas para evitar tener pacientes en UCI. También, iniciar la vacunación de bebés contra el neumococo e influenza.
Terrible que Áncash no haya aprendido la lección y siga eligiendo tan mal a sus gobernantes. ¿Qué pasa por las cabezas de sus ciudadanos?
ResponderEliminarEs el colmo. La mayor responsabilidad es de las autoridades locales y regionales que no han sabido gestionar ni priorizar. Ahora mismo no hay pruebas rápidas en ningún centro de salud.
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