Los medios están llenos, desbordantes, con noticias con olor a enfermedad, temor, muerte, incertidumbre; con imágenes de caos sanitario, renovadas denuncias de corrupción, dolor, llanto. Todo lo cual impacta, negativamente, en el estado emocional de todas y todos. Haciéndonos sentir más vulnerables. La pregunta es: ¿hay otros enfoques, otros ángulos, otras miradas o, mejor dicho, es necesario (y sano) equilibrar el menú comunicacional?
En tiempos tan duros como los que enfrentamos se hace vital, sanador, desarrollar una comunicación para la vida. Poniendo en el centro la sanidad, en toda dimensión, de las personas y de la sociedad. Aportando, desde lo comunicacional, en la construcción y puesta en operación de soluciones.
Para ello, deben considerarse, por lo menos, cinco características: 1) por su concepción, la comunicación en situaciones de desequilibrio social es esencialmente educativa, con un sentido relacional y acciones de orientación y acompañamiento, ya sea como previsión, prevención o soluciones; 2) las estrategias adecuadas son multimediáticas, es decir que una construcción discursiva se comparte por distintos medios que intervienen desde su propia naturaleza y lenguajes; 3) la comunicación cumple un rol informativo crítico y orientador, oportuno, urgente y absolutamente realista y transparente; 4) acompaña los procesos de solución del problema alimentando sentimientos y pensamientos constructivos; y 5) se realiza en un diálogo entre autoridades y ciudadanos, para tejer comprensiones, acuerdos, complicidades e involucramientos compartidos para las soluciones, con la dirección de una voz oficial que pregona con el ejemplo.
Desde su visión educativa, la comunicación en situaciones de pandemia no consiste en saturar el ambiente social de mensajes, sino en garantizar su apropiación útil por parte de los ciudadanos que se involucran en las soluciones como individuos y como sociedad.
Desde el enfoque multimediático de las estrategias, no es aconsejable trabajarse solamente por medios masivos tradicionales (televisión, radio, prensa), ni únicamente por redes sociales o solamente por medios grupales, sino que es efectivo combinarlos adecuadamente, por supuesto a partir de la naturaleza y lenguaje de cada medio.
Punto aparte, merecen las redes sociales, que se regocijan en el mundo de la libertad de expresión, con marcadas desviaciones hacia el libertinaje, para que cumplan un rol de orientación, del mismo modo que los otros medios, deben ser alimentadas con mensajes que orienten, informen y sean útiles para enfrentar responsablemente los impactos nocivos del coronavirus y su expresión en el Covid-19. Hay que hacer tendencia con mensajes que acompañan soluciones.
(Continuará).
Creo que los medios siempre nos han invadidos con ese tipo de información que altera, solo que ahora lo sentimos más porque estamos más vulnerables.
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